jueves, 20 de febrero de 2014

Que gano si me caso. Números 36.

No es que seamos interesados pero tampoco una persona debe casarse para perder. Antes de casarte deberías preguntarte como vives ahora y como esperas vivir cuando te cases. La única forma de saber esto sería conociendo muy bien a la persona con la que te quieres  casar. Sabes cuánto gana. Quien es su familia. Como es con su familia. Qué proyectos tiene. Que espera de la vida.
Que está haciendo para luchar por sus sueños. Como vive, te gustaría vivir como él lo hace. Estas seguro o segura que esa persona es el complemento que te hace falta para triunfar en la vida.
Los varones israelitas estaban preocupados que las mujer cuando se casen puedan perder lo que habían heredado. V 3 “Y si ellas se casaren con algunos de los hijos de las otras tribus de los hijos de Israel, la herencia de ellas será así quitada de la herencia de nuestros padres, y será añadida a la herencia de la tribu a que se unan; y será quitada de la porción de nuestra heredad.
A Dios y a Moisés les pareció que esa preocupación era válida ellos tenían razón el matrimonio no debería ser para perder. V 5 “Entonces Moisés mandó a los hijos de Israel por mandato de Jehová, diciendo: La tribu de los hijos de José habla rectamente.
Para Dios el matrimonio debe ser para ganar. Eclesiastés 4: 9- 12 “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.  4:10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.  4:11 También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; más ¿cómo se calentará uno solo?  4:12 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. ” no es que sea Dios interesado, el quiere lo mejor para su pueblo.
Antes de casarse debería pensar, si estando solo(a) produzco un 50 % uniéndome a esa persona debo producir un 100 %
Las mujeres israelitas podrían perder su herencia en un yugo desigual. Que herencia podrías perder tú. La paz, el gozo, y en lo espiritual podemos perder nuestra buena relación con Dios.
Algo que podría ayudarnos a no perder cuando nos casemos seria el no unirnos en yugo desigual. Números 36: 6 “Esto es lo que ha mandado Jehová acerca de las hijas de Zelofehad, diciendo: Cásense como a ellas les plazca, pero en la familia de la tribu de su padre se casarán,
Ahora en los tiempos de Jesús esa propuesta sigue siendo vigente. Digo propuesta porque Dios no obliga a nadie. 2 corintios 6: 14-15 “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?  6:15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
El casarse en yugo desigual es casarse con un enemigo de Dios es por esta razón que siempre van a estar en conflicto. Antes de conocer de Cristo todos éramos enemigos de Dios. Colosenses 1: 19-22 “por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,  1:20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. 1:21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha  reconciliado
Una persona siempre debe casarse en el tiempo perfecto. Y el tiempo perfecto nada tiene que ver con la edad. Hay personas que a los 18 años ya están listos y preparados para contraer la responsabilidad que es el matrimonio.
Hay otras personas que tienen muchos años de edad quizá 50 y todavía no están preparados, son inmaduros, no saben afrontar responsabilidades. No están dispuestos a esforzarse o sacrificar muchas cosas para lograr un matrimonio perfecto.
El amor es mucho más que un sentimiento para sentirnos bien de lo contrario Jesús no nos mandaría amar a nuestros enemigos. Lucas 6: 35 “Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos

El verdadero amor consiste en estar dispuesto a entregarlo todo por la felicidad del otro. Pero este sentimiento debe ser mutuo en la pareja de lo contrario en lugar de felicidad lo único que conseguirían es ser infelices. 

      


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